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La Cueva /PRIV. Keisy Cabal/
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La Cueva /PRIV. Keisy Cabal/
You really want to hurt me.
La Cueva
PRIV./ KEISY CABAL / CUEVA DEL AKELARRE
La Cueva
PRIV./ KEISY CABAL / CUEVA DEL AKELARRE
Y ahí estaba, masticando una goma de mascar encima de un demonio molesto al que mi padre había enviado para llevarme de vuelta a casa, pero por supuesto que eso no iba a ser posible, vamos, qué ridiculez. De momento era divertido, pero a como iba pasando el tiempo ya no le encontraba ningún sentido y decidí dejarlo ir, el esclavo de papá fallaba una vez más en su misión.
Estaba cansada de tener que seguir las ordenes de mi padre, todo era aburrido, lo mismo noche tras noche, su voz ya taladraba mi cerebro, no quería mas de su mierda. Lo poco interesante de donde vengo son las distintas dimensiones, esos pequeños mundos con mierditas rondando por todos lados, vaya que eran bastante graciosos, unos alababan dioses, rezaban, colocaban ofrendas estúpidas a personas muertas, MUERTAS, ¡pueden creerlo? Aunque claro, muchos intentaban comunicarse con ellos por medio de ciertas ofrendas a mi padre, las cuales desechaba de inmediato. Pero esa, es otra historia, tomé mi elixir y lo bebí tranquilamente cuando de repente una sombra enorme se asomaba en mi posición. Sabía que ya estaba metida en problemas nuevamente. “Qué novedoso, Raven.”, pensé. “Seguramente estaré castigada otra vez y no podre torturar a nadie hasta que él lo decida.” Pensaba de nuevo. Sentí como tuvo el descaro de poner sus manos sobre mi vestir y me giró hacia él, sí, era ese maldito demonio tosco y humeante de siempre al que le suelo llamar “padre” y con sus ojos clavándole el rostro me alzo.
— Te dije que tenias prohibido salir de casa, te di una orden, te puse una condición y aun así no quieres obedecerme. Tu madre esta preocupada y no esta nada contenta con este comportamiento tan estúpido que haz estado desarrollando. No vas a entender hasta que realmente te expulsemos de nuestra dimensión. ¿Eso es lo que quieres?, Raven.— Intentaba zafarme de sus garras pero me era inútil.
— ¡Tù no sabes lo que quiero! ¡No me amenaces!— respondí.
— ¿Se supone que debo preocuparme por eso? No eres mas que una escuincla con aires de grandeza, la cual no puede ni siquiera gobernar la oscuridad como se debe. Esta vez no será una advertencia, hija, te lo haz ganado.— dijo mientras me dejaba caer frente al trono de mi madre, quien se limitaba solo a observar con su rostro manipulador. Presentía que esta vez no estaban bromeando y en serio planeaban deshacerse de mi, como si de una mierda se tratase. Mi madre se puso de pie, los sirvientes guardaban silencio, mi padre creo un portal dimensional muy poderoso, podía sentir la magnitud de ese poder.
— Haz llegado demasiado lejos, hija, hemos intentado criarte de la mejor forma para que pudieses gobernar a nuestro lado pero tu rebeldía llega mas allá de lo soportable, hemos decidido expulsarte hasta tiempo indefinido.— dijo sin mirarme a los ojos. Jamás habría imaginado tal cosa, no era algo que creía posible ni siquiera para mi.
Sacudí la cabeza mientras me acercaba a mi madre para pedirle una explicación más creíble pero inmediatamente sentí como me paralizó con su poder, quedé inmóvil, renegando a su acción. ¿Estaba perdida? ¿Realmente se atrevería? Mi madre era prácticamente la que tomaba la mayor parte de las decisiones en la familia, además de que yo no venía sola, Azrael siempre estaba conmigo. ¿Quién es Azrael? Mi guardián, aquel que siempre iba conmigo a donde fuese, sentí de repente mi cuerpo debilitado, ya no estaba paralizada pero mi madre ciertamente no me quería cerca, no mencionó palabra alguna y me preocupaba en cierto modo, estaba dejando que mi padre decidiera mi "destino" esta vez.
— ¿Mamá?— preguntaba preocupada. — Mamá, ¿por qué no dices nada? ¿Tú también formas parte de su plan? Mamá, no puedes...—
— ¡Cállate!— gritó. — Te voy a pedir que te calles y aceptes tu destino.— dijo mientras se levantaba de su trono. — Irás a otra dimensión, sin protección. Azrael no irá contigo, ¿quieres libertad?, te la vamos a dar. Ya no podrás volver aquí. Adiós, Raven.— su voz cortada se clavaba en mi cabeza y una luz verde comenzaba a manifestarse justo debajo de mis pies, un portal dimensional estaba por hacerme caer hacia un lugar desconocido. Sentí como me jalaba hacia abajo y con ambas manos intenté sostenerme. — ¡NO! ¡No pueden hacerme esto! ¡Detente, padre! ¿Mamá? Mamá, por favor, basta. ¡Basta! ¡Azrael! ¡Azra-! ¡Aaaaaaaaah!— rápidamente fui succionada hacía el portal. Giraba a gran velocidad, mis poderes no se manifestaban y temía por aquel sitio donde fuese a caer. Todo por querer un poco de libertad para mí, solo me divertía y lo veía muy innecesario, en segundos sentí levitar para salir del portal. De golpe caí en un suelo algo rocoso, el aroma a océano penetraba un poco el lugar.
— ¡Imbéciles! ¿Creen que esto va a causar algún cambio en mi? Por favor. ¡Azrael! ¡¿Azrael?! ¡Te invoco ahora, manifiéstate!— llamaba a mi cuervo guardián que claro no aparecería. — ¡Maldita sea!— quedé arrodillada de momento intentando aclarar mi mente un poco, pero no sabía que no estaba sola realmente.
Estaba cansada de tener que seguir las ordenes de mi padre, todo era aburrido, lo mismo noche tras noche, su voz ya taladraba mi cerebro, no quería mas de su mierda. Lo poco interesante de donde vengo son las distintas dimensiones, esos pequeños mundos con mierditas rondando por todos lados, vaya que eran bastante graciosos, unos alababan dioses, rezaban, colocaban ofrendas estúpidas a personas muertas, MUERTAS, ¡pueden creerlo? Aunque claro, muchos intentaban comunicarse con ellos por medio de ciertas ofrendas a mi padre, las cuales desechaba de inmediato. Pero esa, es otra historia, tomé mi elixir y lo bebí tranquilamente cuando de repente una sombra enorme se asomaba en mi posición. Sabía que ya estaba metida en problemas nuevamente. “Qué novedoso, Raven.”, pensé. “Seguramente estaré castigada otra vez y no podre torturar a nadie hasta que él lo decida.” Pensaba de nuevo. Sentí como tuvo el descaro de poner sus manos sobre mi vestir y me giró hacia él, sí, era ese maldito demonio tosco y humeante de siempre al que le suelo llamar “padre” y con sus ojos clavándole el rostro me alzo.
— Te dije que tenias prohibido salir de casa, te di una orden, te puse una condición y aun así no quieres obedecerme. Tu madre esta preocupada y no esta nada contenta con este comportamiento tan estúpido que haz estado desarrollando. No vas a entender hasta que realmente te expulsemos de nuestra dimensión. ¿Eso es lo que quieres?, Raven.— Intentaba zafarme de sus garras pero me era inútil.
— ¡Tù no sabes lo que quiero! ¡No me amenaces!— respondí.
— ¿Se supone que debo preocuparme por eso? No eres mas que una escuincla con aires de grandeza, la cual no puede ni siquiera gobernar la oscuridad como se debe. Esta vez no será una advertencia, hija, te lo haz ganado.— dijo mientras me dejaba caer frente al trono de mi madre, quien se limitaba solo a observar con su rostro manipulador. Presentía que esta vez no estaban bromeando y en serio planeaban deshacerse de mi, como si de una mierda se tratase. Mi madre se puso de pie, los sirvientes guardaban silencio, mi padre creo un portal dimensional muy poderoso, podía sentir la magnitud de ese poder.
— Haz llegado demasiado lejos, hija, hemos intentado criarte de la mejor forma para que pudieses gobernar a nuestro lado pero tu rebeldía llega mas allá de lo soportable, hemos decidido expulsarte hasta tiempo indefinido.— dijo sin mirarme a los ojos. Jamás habría imaginado tal cosa, no era algo que creía posible ni siquiera para mi.
Sacudí la cabeza mientras me acercaba a mi madre para pedirle una explicación más creíble pero inmediatamente sentí como me paralizó con su poder, quedé inmóvil, renegando a su acción. ¿Estaba perdida? ¿Realmente se atrevería? Mi madre era prácticamente la que tomaba la mayor parte de las decisiones en la familia, además de que yo no venía sola, Azrael siempre estaba conmigo. ¿Quién es Azrael? Mi guardián, aquel que siempre iba conmigo a donde fuese, sentí de repente mi cuerpo debilitado, ya no estaba paralizada pero mi madre ciertamente no me quería cerca, no mencionó palabra alguna y me preocupaba en cierto modo, estaba dejando que mi padre decidiera mi "destino" esta vez.
— ¿Mamá?— preguntaba preocupada. — Mamá, ¿por qué no dices nada? ¿Tú también formas parte de su plan? Mamá, no puedes...—
— ¡Cállate!— gritó. — Te voy a pedir que te calles y aceptes tu destino.— dijo mientras se levantaba de su trono. — Irás a otra dimensión, sin protección. Azrael no irá contigo, ¿quieres libertad?, te la vamos a dar. Ya no podrás volver aquí. Adiós, Raven.— su voz cortada se clavaba en mi cabeza y una luz verde comenzaba a manifestarse justo debajo de mis pies, un portal dimensional estaba por hacerme caer hacia un lugar desconocido. Sentí como me jalaba hacia abajo y con ambas manos intenté sostenerme. — ¡NO! ¡No pueden hacerme esto! ¡Detente, padre! ¿Mamá? Mamá, por favor, basta. ¡Basta! ¡Azrael! ¡Azra-! ¡Aaaaaaaaah!— rápidamente fui succionada hacía el portal. Giraba a gran velocidad, mis poderes no se manifestaban y temía por aquel sitio donde fuese a caer. Todo por querer un poco de libertad para mí, solo me divertía y lo veía muy innecesario, en segundos sentí levitar para salir del portal. De golpe caí en un suelo algo rocoso, el aroma a océano penetraba un poco el lugar.
— ¡Imbéciles! ¿Creen que esto va a causar algún cambio en mi? Por favor. ¡Azrael! ¡¿Azrael?! ¡Te invoco ahora, manifiéstate!— llamaba a mi cuervo guardián que claro no aparecería. — ¡Maldita sea!— quedé arrodillada de momento intentando aclarar mi mente un poco, pero no sabía que no estaba sola realmente.
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